La autoestima en los niños: clave para un desarrollo saludable

La autoestima en los niños es uno de los pilares fundamentales para un desarrollo emocional sano. Desde la psicología infantil, se entiende la autoestima como la valoración que el niño hace de sí mismo, y esta se va formando desde los primeros años de vida, a través de las experiencias, las interacciones con su entorno y el reflejo que recibe de los adultos, especialmente padres y cuidadores.

Un niño con buena autoestima se siente capaz, valioso y aceptado. Esto influye directamente en su capacidad para enfrentar desafíos, relacionarse con los demás y regular sus emociones. Por el contrario, una autoestima baja puede llevar a inseguridad, ansiedad, retraimiento social o comportamientos disruptivos.

Los adultos juegan un papel esencial en el fortalecimiento de la autoestima infantil. Validar sus emociones, reconocer sus logros (por pequeños que sean), fomentar la autonomía y ofrecer amor incondicional, son prácticas que ayudan a los niños a construir una imagen positiva de sí mismos. Es importante evitar comparaciones, etiquetas negativas o críticas destructivas, ya que pueden afectar profundamente la percepción que el niño tiene de su propio valor.

La psicología infantil enfatiza también la importancia de permitir al niño experimentar frustraciones y errores, acompañándolo desde la comprensión y el apoyo. Esto les enseña que equivocarse es parte del proceso de aprendizaje y no disminuye su valor como persona. Fomentar la autoestima no significa fomentar el egoísmo, sino ayudar al niño a conocerse, aceptarse y confiar en sus capacidades. Invertir en su bienestar emocional desde la infancia es darles herramientas sólidas para una vida plena y saludable